Soñé que dormías desnuda a mi lado y que aún antes de despertar completamente yo levantaba mi mano hacia ti para acariciarte.
Tocaba tu piel alrededor de los pezones embriagándome en su textura. Me acercaba a la parte más dura y mis dedos enloquecían.
De pronto me daba cuenta de que mis manos no podían ya tocar tus pezones sino la sombra de ellos. Avanzaba hacia ti y me topaba con una nueva sombra detediendome en el suelo, tenía que convertime en sombra para tocarte realmente.
Tenía que transformarme para ti, a la medida de tus deseos más profundos que poco a poco aprendía a descifrar...
(ALBERTO RUY SÁNCHEZ)
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