domingo, 13 de junio de 2010

Deseos dominicales para Victoria

Victoria:
Algunas precauciones a tu salud y la de tu mami han impedido que ya estemos juntos en casa.

Es por esto que aún no he podido cargarte, sentirte ni olerte.

Sé que hay que tener calma y que este compás de espera sólo servirá para prolongar el abrazo que te daré cuando salgas de la clínica. Largo, tan largo como una vida.

Esta será tu primer mañana de domingo. Presiento que será un día soleado y cálido, como un homenaje del astro rey a tu sonrisa.

Y no puedo dejar de transportarme al futuro y añorar desde ahora las mañanas en que vendrás corriendo a mi cama y con tus manitas me tocaras la cara para despertarme y me anunciarás que ya es la hora de levantarnos, de desayunar juntos e irnos al parque.

Deseo que esas mañanas dominicales se repitan una, dos, mil veces y se critalice la lista de deseos que tengo para tu existencia...

(FRAGMENTO DEL LIBRO "MAL DE AMORES", DE ÁNGELES MASTRETTA)


Josefa le pidió que repitiera para ella el conjuro que escuchaban desde siempre las mujeres de su familia cuando nacían.

Milagros aceptó rendirse a la tradición familiar para que nada le faltara al rito que la convertiría en madrina. Puso la mano sobre la cabeza de su sobrina y recitó:

-Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no lo pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede.

-Amén -dijo Josefa desde su cama, poniéndose a llorar.

-¿Ahora puedo decir el mío? -preguntó Milagros. Era más que una mujer hermosa que a veces se vestía como un dibujo de Le Moniteur de la Mode y usaba los sombreros más finos que podía diseñar madame Berthe Manceu.

Josefa la miró admirándola y le pidió que siguiera.

-Niña -dijo Milagros con la solemnidad de una sacerdotisa- yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y los hombres. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el futuro como la promesa donde cabe todo lo que aún no te sucede. Amén.

-Amén -repitió Josefa bendiciendo la fe y la imaginación de su hermana.


miércoles, 9 de junio de 2010

La noche previa a tu llegada...

(NO PUDO HABER MEJ0R PRETEXTO PARA DESEMPOLVAR ESTE ABANDONADO CAJÓN DE SASTRE)

Victoria:

La noche previa a tu nacimiento, está diluviando en la Ciudad de México. Las nubes parecen vaciarse, emocionadas, quizás, por tu inminente arribo.

Los noticieros se inundan con las noticias del partido inaugural del Mundial de Sudáfrica 2010 en donde va a jugar México, pero indignan los detalles que relatan la muerte de un niño mexicano por una bala perdida en la frontera con Estados Unidos, y me aterra enterarme de la confesión de un padre, quien relató cómo mató a sus dos pequeñitos hijos….

¿Cómo pudo ser que hiciera eso? ¿Cómo tuvo la sangre fría para ejecutar tan horrible crimen?

La gente que sabe de tu llegada al mundo está muy emocionada: nuestras familias y nuestros amigos han estado al pendiente de ti, de la hora en que nacerás y cuándo podrán conocerte.

Eres una niña querida y estimada aún antes de nacer.

Tu mamá y tu papá nos despedimos hace unas horas en el cuarto de la clínica. Tu mami ha pasado las últimas seis semanas internada en el hospital en reposo absoluto.

Un problema con la placenta previa obligó a que mami estuviera bajo vigilancia médica y adelantara tu nacimiento a las 36 semanas de gestación.

Decidimos ponerte Victoria, primero porque mami es admiradora del Che Guevara y su frase “Hasta la victoria siempre”. Lo decidimos a los tres meses del embarazo.

Pero conforme se dieron los acontecimientos, cuando se volvió más frágil la salud de mamá, comprendimos que llamarte Victoria fue una decisión con tintes proféticos: para tus padres eres y serás eternamente eso, una victoria.

De tu gestación me quedan grabados tres detalles que te platicaré una y otra vez cuando crezcas.

Uno, a la mañana siguiente en que confirmamos que mami estaba embarazada, me llamaron por teléfono para ofrecerme trabajo en Récord, terminando así tres meses en que los que estuve desempleado. Trajiste abundancia instantánea a nuestras vidas. Torta bajo el brazo.

Dos, cuando fui con mami a tu primer ultrasonido y me cimbró escuchar por primera ocasión los latidos de tu corazón. Lloré de la emoción.

Tres, la noche previa a la que nos confirmaron tu sexo, te soñé como una niña linda y con ojos soñadores. Así lo fuiste.

La noche previa a tu nacimiento, tu existencia provocó por primera ocasión que a mis manos les salieran alas frente al teclado, alimentadas en la inspiración que me genera tu existencia. Sé que a lo largo de tu vida serán muchas las ocasiones en que esto se repita.

La noche anterior a tu nacimiento deseo muchas noches estrelladas y crepúsculos entintados en rojo y amarillo pálido para compartirlos contigo en mi regazo.

La noche anterior a tu nacimiento, prometo amarte y protegerte con todas la fuerza de mi corazón…